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Cómo ayudar a alguien con depresión. Pequeño manual de emergencia

Cómo ayudar a alguien con depresión

Cómo ayudar a alguien con depresión es un pequeño manual instructivo está dirigido a los no profesionales que en algún momento se ven en la necesidad de ayudar alguien con depresión, de una forma seria, y con la intención de promover un cambio positivo en la vida de quienes, por las circunstancias que sea, han terminado en sus manos como último recurso.

Es evidente que nadie puede sustituir a un profesional de la psicología cuando se trata de abordar problemas complejos como la depresión, pero también es comprensible que, por muchas y diversas razones, hay muchas personas que estando inmersas en un proceso depresivo nunca accederán a un psicólogo. Unas veces será por falta de recursos, otras por reparos debido al supuesto estigma que entienden que ello supone, en algunas ocasiones será por falta de profesionales competentes a su alcance, incluso desistirán por su desgaste en tratamientos previos fallidos con psicofármacos o con otras terapias fracasadas desilusionantes.

Sea por los motivos que sea, muchos profesionales o, incluso muchos familiares, se ven obligados a abordar problemas psicológicos en quienes de otro modo nunca obtendrán ayuda. Estas personas no están preparadas para afrontar esta responsabilidad, pero es un hecho que en ocasiones no tienen alternativa. Este pequeño manual pretende echarles una mano, de un modo serio, huyendo de consejos tópicos de revista, y con la idea de presentar un pequeño manual de emergencia con vocación de resultar útil.

¿Empezamos en nuestro guión sobre cómo ayudar a alguien con depresión?

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¿Cómo ayudar a alguien con depresión sin ser psicólogo?

El resumen de cómo ayudar a alguien con depresión es muy claro: el objetivo es la acción.

Si queremos ayudar a alguien con depresión en serio y dejarnos de obviedades inútiles del tipo “anímese” o “no se preocupe que todo se arreglará”, lo que debemos hacer es promover cambios. Movilizar. Activar. Poner en marcha. Llámese como se quiera, pero lo importante es poner en funcionamiento a la persona. Para ello es necesario que comprendamos qué pasa y “cómo funciona su problema”. Por consiguiente, para entender el mecanismo patológico y la forma de romperlo trazaremos una hoja de ruta que paso a detallar.

1 ¿De qué se queja? Lo primero que debemos hacer es escuchar de qué se queja. Esta queja normalmente no es el problema en sí, sino lo que a él le preocupa de verdad. Es el problema desde su perspectiva. En este punto nos encontraremos con vaguedades del tipo: “estoy muy mal”, “no sé qué me pasa”, “estoy muy nervioso”, “no soy feliz”. En realidad no podemos esperar del depresivo una capacidad introspectiva que nos oriente y nos resuelva el problema. Casi siempre sucede que no saben qué les pasa.

En este punto del manual, lo más importante es escuchar de un modo empático y dirigiendo la conversación del modo que se consiga concretar al máximo qué piensa que le pasa. Si no concretamos no avanzaremos. Un buen resultado es obtener algo así como: mi jefe me acosa, o he perdido el trabajo y no sé por dónde tirar, o tengo crisis de pánico, o sólo quiero estar acostado llorando.

2 ¿Por qué a mí? Los psicólogos llaman a este paso el análisis de la demanda, y es de una importancia trascendental. En este punto deberemos intuir el motivo que le lleva en este preciso momento a buscar mi ayuda y por qué es ahora cuando decide buscar apoyo.

Cómo ayudar a un depresivoPor lo tanto, es muy importante esclarecer qué busca. Puede ser cualquier razón como solucionar su problema de verdad, o confirmar sus temores, o hacer callar a un tercero haciéndole ver que busca ayuda, puede que “tenga fe en mí”, tal vez busca equivocadamente que yo repare su problema de un modo mecánico, en realidad busca tratamiento para otro sin mencionarlo, tiene intereses ocultos, lo han derivado para quitárselo de encima y está aquí porque toca, me utiliza para perjudicar a un tercero… puede haber mil razones y yo debo averiguarlas porque de ello depende que esté perdiendo el tiempo o, lo que es peor, que me termine convirtiendo en un factor reforzador de su depresión. Un efecto paradójico nada infrecuente, por cierto.

3 ¿Cómo funciona el problema? Si nos planteamos cómo ayudar a alguien con depresión deberemos intentar identificar los factores que la desencadenan y la mantienen. Siempre teniendo en cuenta que estamos construyendo una teoría, y no accediendo a la realidad clarividente. Hay que tener en cuenta que siempre hay un alguien, un dónde, un momento, o una circunstancia que hace que todo mejore o empeore. Es ahí donde buscaremos las pistas que necesitamos. Es el momento de crear nuestra teoría del problema, que no tiene por qué ser la de la persona que queremos ayudar.

Una vez creada nuestra teoría nunca la confrontaremos con la teoría que la persona objeto de ayuda. No vamos a debatir ni a demostrarle lo equivocada que está. No serviría de nada. Haremos otras cosas. Además, lo más importante es que tomemos nuestra teoría como lo que es: una posible teoría explicativa, y que no nos enamoremos demasiado de ella para poder revisarla ante los datos que aportarán las posteriores evidencias.

4 ¿Qué mantiene el problema? Siempre hay una serie de factores que refuerzan y perpetúan la depresión. En este punto buscaremos las ganancias secundarias que obtiene, los miedos que le impiden moverse, las compensaciones que obtiene por estar enfermo, todo aquello que evita en su estado. También son importantes la falta de recursos, las malas experiencias pasadas, y todos los factores que en la actualidad o en el pasado le han hecho vulnerable.

Una vez detectados estos factores se los haremos ver y le demostraremos cómo esto es así. Será el primer paso de nuestra intervención, porque la solución a su depresión pasa por que entienda y comprenda de qué depende su malestar y qué variables la empeoran y la mejoran. Siempre sin debates y sin confrontación, sino con actitud empática y de apoyo y ayuda. No se trata de desenmascararlo, sino de hacer que tome conciencia de su realidad.

cómo ayudar en una depresión5 ¿Qué tenemos? Para saber cómo ayudar a alguien con depresión en todo momento debemos tener el ojo puesto en todo lo que tiene la persona a nivel personal y material que le puede ayudar. Indagaremos todas sus fortalezas, sus recursos y oportunidades.

Las personas no suelen ser conscientes de cuáles son sus recursos, porque muchas veces ni siquiera los reconocen como recursos. Nuestra intervención también irá en esa línea desvelando lo que tiene delante y que no es capaz de ver.

6 ¿Qué ha hecho hasta ahora para solucionar el problema? En este punto debemos buscar su historia de intentos y fracasos para no volver a repetirlos o, incluso, para volver a ponerlos en marcha modificando los factores que hicieron que todo saliera mal. Además, las soluciones intentadas dicen mucho a cerca de la teoría de la persona sobre la naturaleza de su depresión y sobre lo que entiende que es la forma ideal de eliminarla. Ahí debemos intervenir también.

7 ¿Qué expectativas tiene la persona? Deberemos indagar si es pesimista, mecanicista (vengo a que me arregles), biologicista (confía en la pastilla milagrosa), si se va a implicar en el proceso o viene a que yo lo arregle como quien lleva el coche al taller. En este punto hay que ser claros y preguntar qué espera la persona de nosotros, porque esta respuesta nos da más información acerca de su teoría del problema y de su teoría de la solución. También es un punto importante para desmontar mitos cinematográficos, y creencias populares a cerca de conceptos psicológicos nada científicos que pueden llevarle a esperar de nosotros soluciones extrañas.

Este punto es importante también para aclarar conceptos confusos y para poder fijar objetivos realistas y alcanzables. Ser feliz o quererme más suena bonito y deseable, pero no es un objetivo mensurable y contrastable. Poder ir sólo por la calle, volver a trabajar, reanudar mi relación con determinada persona, es algo que es evidente que se puede contrastar.

Conceptos como el de alcanzar la felicidad, la autorrealización, o mejorar el autoconcepto deberían reservarse para los profesionales, que podrán trabajarlos con procedimientos mucho más especiales y con terapias específicas.

7 ¿Qué vamos a hacer entonces? Hasta ahora parece que no hemos hecho nada más que investigar. Hemos preguntado por su queja, por el motivo por el que nos buscó a nosotros, por la naturaleza de su problema, por los factores que lo mantienen, por los recursos con los que contamos para solucionarlo, hemos analizado las soluciones intentadas y hemos visto cuáles son sus expectativas. ¿Y?

Ayudar en una depresión

 

Conclusión sobre cómo ayudar a alguien con depresión

Si hemos integrado todas las fases anteriores en un proceso conversacional empático y hemos conducido el diálogo de un modo positivo y orientado a la acción y a la solución, ya deberíamos haber iniciado de un modo implícito varias acciones para activar a la persona.

Como hemos dicho antes, el objetivo es la activación. Nuestra intervención sobre cómo ayudar a alguien con depresión irá en la línea de provocar cambios a pesar del malestar emocional y a pesar de todos los factores que mantienen a la persona en una zona confortable de seguridad, aunque sea en un contexto de malestar emocional. En ningún momento deberemos perder de vista que estamos haciendo, querámoslo o no, terapia psicológica, por lo que no perderemos de vista los 4 secretos de la psicoterapia.

Con nuestro diálogo deberemos hacer ver a la persona cuáles son sus trampas de evitación, y deberemos promover cambios y acciones claras y sencillas. No se trata de que la persona “se apunte a actividades agradables”. Para poder ayudar a alguien con depresión tendremos que hacer que aprenda a darse cuenta de qué factores mantienen y perpetúan su malestar, y a actuar de forma que se revierta esta situación. También supone que la persona actúe para que aprenda que con la actividad se sale de la depresión, pero con el inmovilismo y llorando, no se consigue absolutamente nada.

Hace poco un paciente bipolar me confesaba que se encontraba a gusto y cómoda en su fase depresiva. Para esta persona, la depresión constituía un estilo de vida, algo muy habitual por cierto. Desmontar esta comodidad es tremendamente difícil porque exige al que sufre que sufra más con el fin de terminar de sufrir, algo que no siempre se entiende. Si esta persona dejaba de ser depresiva debía afrontar una cantidad de retos y responsabilidades en su vida ordinaria que hacían poco factible el cambio. Plantearse cómo ayudar a alguien con depresión, siendo que ese alguien ha integrado su depresión en su estilo de vida, es complejo.

De eso se trata, de que la persona aprenda a comprenderse. Que entienda que la depresión no es algo de lo que enferma uno, como cuando tiene la gripe, sino que muchas veces es un estilo de vida que es revertible por la acción. Hoy en día está demostrado con abundante investigación que los psicofármacos están al mismo nivel de eficacia que estas acciones que estoy indicando. Por lo tanto, si la solución está en la mano del propio paciente, debemos ayudarlo a activarse y a ponerse en marcha.

La hoja de ruta aquí presentada es un buen guión para conseguirlo. Las formas más específicas para lograrlo quedan para otro artículo más específico.

Para nadie resulta agradable verse en la situación de ser la tabla de salvación accidental de un depresivo. Cuando alguien se plentea buscar información sobre cómo ayudar a alguien con depresión, es porque se preocupa por algún caso concreto que le cae cerca. Ante esta situación espero que este pequeño manual te oriente y te sirva para poder resultar lo más útil posible a la persona que intentas ayudar.

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