El efecto placebo es el resultado terapéutico que se obtiene tras la aplicación de una terapia y que no se puede atribuir al componente terapéutico de dicha terapia, sino por factores inespecíficos, difíciles de definir y abiertos a todo tipo de teorías y especulaciones.
Dicho de otro modo: si alguien cree que un tipo de terapia será efectiva, entonces esa terapia tiene muchas probabilidades de lograr el éxito. A partir de ahí, el por qué se produce el efecto placebo depende claramente de qué concepción del ser humano tiene quien lo explica, y qué entendemos por el proceso de curación.
De cualquier forma, aparte de que nos encante enredarnos en este tema, es un hecho que el efecto de un medicamento depende mucho de las expectativas de quien lo toma a cerca de su validez y existen una serie de factores que pueden multiplicar sus efectos.
El tema no es ninguna tontería, porque el efecto placebo es por sí solo capaz de eliminar el dolor en, al menos, un tercio de las personas y es un elemento que está claramente presente en cualquier tipo de medicina, sea esta alternativa o no, lo que complica mucho saber hasta qué punto lo que hacemos tiene valor en sí, o por el contrario, favorece otros procesos de cambio terapéutico que no sabemos controlar.
Dicho esto cabe apuntar unas claves que habría que tener en cuenta de cara a su uso y aprovechamiento.
20 claves esenciales del efecto placebo
1. Si tenemos que aplicar un placebo, este tendrá mayor efecto si es inyectado que si lo aplicamos en forma de cápsulas o ampollas por vía oral.
2. Si vamos a aplicarlo en cápsulas, entonces la cantidad importa y debemos suministrar dos mejor que una.
3. Puestos a dar cápsulas, entonces el tamaño también es importante. Si son grandes tendrán mayores efectos que si son pequeñas.
4. Si nuestro objetivo es combatir el dolor, entonces deberemos usar píldoras de color rojo.
5. Si nuestro problema a tratar es la ansiedad, entonces nos irá bien utilizar píldoras de color verde.
6. Para conseguir efectos sedantes se ha demostrado que son más eficaces los placebos azules.
7. Si queremos hacer frente a una depresión, parece ser que los componentes amarillos son más efectivos.
8. Si la persona está nerviosa y estresada, entonces el placebo en forma de cápsula verde será más efectivo.
9. Si el dolor que experimenta la persona es muy intenso, entonces los efectos del placebo serán mayores que si el dolor es leve.
10. Si el problema es por dolor de cabeza, el efecto placebo es mucho más fácil de conseguir, en cuyo caso funciona nada menos que en el 50 % de las personas.
11. Si se adorna un poco el tema y se explica el fundamento terapéutico de la supuesta medicación, entonces el efecto es mucho mayor. Para ello se debe explicar muy detalladamente cuál va a ser su efecto y su potencia, con el fin de construir expectativas claras de lo que debe ocurrir.
12. Se debe usar sobre todo en problemas de dolor, aunque también se ha demostrado útil en trastornos como la anorexia, la diarrea, las palpitaciones, los mareos, depresión, y problemas dermatológicos.
13. El efecto placebo se puede conseguir si se razona un procedimiento terapéutico aparentemente complejo, tal como una manipulación vertebral aleatoria o una sesión de acupuntura. En el caso de la acupuntura si el que la aplica es asiático y no ofrece ninguna explicación de lo que está haciendo, entonces el efecto es mayor.
14. Si los tratamientos o procedimientos de cualquier tipo los prescribe un médico, con su bata blanca y su fonendoscopio al cuello, entonces tienen más probabilidades de tener éxito. El mismo consejo te lo podría haber dado tu madre, pero en tal caso no sería terapéutico.
15. Si el tratamiento se aplica en un hospital será más efectivo que si se practica en un ambulatorio. Aunque siempre es importante el contexto. Si nos movemos en ambientes de terapias alternativas, la impresión sensorial será importante, lo que se ve, lo que se huele, lo que se oye. Hay que cuidar el escenario con detalle.
16. Cuando el tratamiento es caro, tecnológico y complejo, entonces es más terapéutico.
17. Si es un procedimiento psicológico, entonces cuanto más intervengan los sentimientos y más doloroso sea a nivel emocional, entonces será percibido como más reparador. Es el fundamento aparentemente absurdo de que llorar es bueno, y que es necesario “sacarlo todo”.
18. La actitud del paciente es fundamental en todo este proceso. Si se presenta al tratamiento con una sensación clara de expectativa positiva o de esperanza fundada en algún tipo de creencia o teoría, sea científica o no, entonces las posibilidades de éxito se multiplican enormemente.
19. Si se asiste con dedicación a un enfermo por parte del personal sanitario, con atenciones y con una actitud que los hace sentir destacados y valorados en su particularidad, entonces se recuperarán más rápidamente y afrontarán mejor los procesos dolorosos de su recuperación.
20. Si el tratamiento va en la línea y en la dirección de las teorías del paciente a cerca de cuál es la naturaleza del problema y de cuál es el fundamento de la curación, entonces será más efectivo que si entra en conflicto con sus ideas y creencias.
El efecto placebo es lo suficientemente importante y complejo como para que se le dedique un poco más de investigación. En la actualidad hay muchas teorías bioquímicas que pretenden explicar su naturaleza, como la teoría que lo fundamenta en la producción natural de encefalinas, algo que se ha demostrado interrumpiendo su ciclo con naloxona. De todos modos, las encefalinas pueden explicar el fenómeno cuando se aplica al dolor, pero no aclaran la curación de enfermedades tales como las dermatológicas o digestivas, por ejemplo.
Un estudio muy reciente de los correlatos neurobiológicos de la relación entre la personalidad y el efecto placebo desvela que al menos el 25% del fenómeno del efecto placebo quedaría explicado por los siguientes rasgos de personalidad: franqueza, altruismo, hostilidad y resiliencia. Se ha demostrado que quienes presentan estos cuatro rasgos de personalidad tienen mayor tendencia a liberar opiáceos en las regiones que regulan el dolor y las emociones, así como a reducir los marcadores de cortisol, que es la hormona del estrés. Por lo tanto, la personalidad predeciría la respuesta al placebo. Es otra aproximación válida, pero también es insuficiente.
Es, en definitiva, un tema importante, muy valioso de cara a quienes hacemos terapia de cualquier tipo, de efectos evidentes e irrefutables, y muy controvertido.