El masaje gestáltico es una técnica especial de masaje sensitivo muy orientado al bienestar y que en muchos casos se usa como complemento de la terapia de tipo psicológico.
Por su enfoque sensorial, el masaje gestáltico estaría englobado dentro de los masajes sensitivos que buscan que la persona sea capaz de conectar sus sentimientos y sus sensaciones en una experiencia placentera y deliberadamente agradable. Además, es un masaje que tiene en cuenta aspectos somáticos, psicológicos y relacionales, por lo se le considera como un masaje integrador.
Fundamentos del masaje gestáltico
El masaje gestáltico se basa en la necesidad psicológica y neurofisiológica que tenemos todos los mamíferos de ser tocados, y se desarrolló a partir de los trabajos de Margaret Elke, su auténtica precursora.
La técnica en sí es muy exigente para quien la aplica, porque debe ser una persona que domine el arte del masaje y también la dinámica de las relaciones interpersonales, además de conocer el fundamento psicológico en que se basa. A pesar de ello, en este artículo no entraré en los entresijos de la psicología de la gestalt.
La intención del masaje gestáltico es trabajar la conciencia sensorial centrando la atención sobre el propio cuerpo y la forma en que se sensibilizan las partes trabajadas hasta conseguir un profundo estado de relajación.
Cómo se aplica el masaje gestáltico
Para dar este masaje se emplea fundamentalmente aceite, aunque hay quien prefiere recibirlo con cremas hidratantes. En cualquier caso, las sensaciones de fluidez que se consiguen con el aceite no son comparables a las de la crema, pero siempre hay que respetar las preferencias de quien recibe el masaje.
La cantidad de ropa que lleve la persona debe ser la mínima posible con la que se encuentre cómoda, siendo ideal no llevar ninguna. En este masaje, como en todos, se debe partir de un grado de comodidad esencial para que el efecto del masaje sea positivo, y si el hecho de desnudarse supone un problema, entonces deben respetarse las necesidades de la persona y no forzar situaciones que van en contra del objetivo del masaje.
Es muy importante que la persona que recibe el masaje no tenga que adivinar, interpretar o anticipar nada, por lo que es esencial que desde el primer encuentro se establezca un diálogo clarificador en el que se expliqué qué se pretende con el masaje gestáltico, cuál es su fundamento, y cuál va a ser la secuencia. Al mismo tiempo se debe explicar muy claramente que no tiene ninguna connotación sexual, ni ningún aspecto relacionado con servicios parecidos. También debe quedar claro que se puede disfrutar de este tipo de masaje sin que se integre en ninguna terapia o proceso de ayuda. Un masaje es una herramienta, y como toda herramienta se puede usar para muchos fines. Lo importante es que se use bien.
La secuencia sigue un protocolo más o menos estandarizado, pero que se puede y se debe variar atendiendo a las particularidades de cada persona, porque cada masaje debe ser único, como cada persona es irrepetible.
Si tienes interés en conocer con detalle toda la secuencia de su desarrollo puedes consultar este otro post en el que también podrás descargarte un guión completo del masaje sensitivo gestáltico.
Fases del masaje gestáltico
Resulta ideal que el terapeuta y la persona que va a recibir el masaje se conozcan de antemano, incluso que hayan desarrollado ya algún tipo de masaje. Esto no siempre es posible, entre otras cosas porque siempre hay una primera vez, pero es cierto que los encuentros sucesivos siempre son mejores, porque están exentos de la incertidumbre y de la ambigüedad de toda primera situación novedosa. Este punto refleja una opinión totalmente personal, no obstante, hay personas que disfrutan mucho con la novedad de la primera vez.
El primer paso del masaje incluye una toma de contacto con una conversación sobre los sentimientos, aclarando y verbalizando las sensaciones, las inquietudes y las necesidades. Este paso es esencial, porque la persona se encuentra en una circunstancia atípica y excepcional, en la que ya en la camilla se inicia un diálogo terapéutico, en un contexto desconocido o poco usual, y con un fin centrado en ella, en su mundo y su persona. En esa circunstancia surgen sentimientos y emociones que asombran a menudo a la propia persona.
El masaje gestáltico comienza con técnicas muy directivas de respiración y visualización. En ocasiones se utilizan instrucciones sugestivas derivadas de la técnica del entrenamiento autógeno que dirigen a la persona a entrar en un estado de bienestar utilizando las fases respiratorias y su imaginería mental. La idea es lograr un estado antiestrés y forzar un rol pasivo de relajación dirigida en la que el tacto va muy en sincronía con la respiración del cliente. En este primer paso se puede utilizar música suave de fondo de apoyo para reforzar el ejercicio respiratorio. Una buena atmósfera musical es muy importante, pero no debe ser protagonista porque lo importante es el propio masaje y la música puede llegar a distraer.
Este es el momento de la palabra porque la conversación que se produce después durante el masaje es mínima y completamente focalizada en la sesión. Cualquier comentario, cotilleo, anécdota o cosas por el estilo no tienen ningún sentido en este contexto y desvirtúan el objetivo. Es muy habitual en el contexto de un masaje ordinario que algunas personas se sientan abrumadas por el silencio en la situación interpersonal con su masajista, con lo que se ven obligadas a hablar constantemente para escapar de un silencio que les pesa como una losa. En el masaje gestáltico esta situación no debe producirse y la persona que recibe el masaje debe ser consciente de que debe concentrarse en las sensaciones que le produce su sentido del tacto. Nada más. El terapeuta debe ser muy directivo y tiene que controlar muy bien el ambiente, la relación, su cuerpo, su respiración, su empatía con la fisiología de su cliente, sus sentimientos y su técnica, por ello no es el momento de la palabra.
A continuación se procede con las técnicas de masaje que se inician progresivamente en el área de las manos o la espalda, y que poco a poco abarcan la totalidad del cuerpo con maniobras parecidas a las del masaje sueco, pero con una progresión que va de la focalización en áreas concretas, como puede ser un pie, hasta terminar con pases largos que van del pie a la mano recorriendo todo el cuerpo con amasados largos profundos y superficiales.
El tacto es un mensajero del sentimiento. En el ser humano, como en los mamíferos en general, la necesidad de ser tocado es primordial, hasta el punto que cuando esto no es así debemos intuir diversas problemáticas no resueltas. Con estos pases largos se pretende que la persona sea consciente de su esquema corporal y pueda dibujar en su mente su propio cuerpo y la forma en que se va trabajando y el modo en que lo va sintiendo.
A través del masaje gestáltico se integran en esa totalidad esas partes que a la persona le gustan menos, o que le han dado problemas por traumatismos, operaciones, por dolor, o por cualquier tipo de trastorno somatomorfo. Este es un buen punto de partida para que mujeres mastectomizadas inicien el reencuentro con su cuerpo. Es habitual el comentario final de “he disfrutado con partes de mi cuerpo que no sabía que tenía”.
Lo que en psicología denominamos la “alianza terapéutica” en este masaje es fundamental. La relación de confianza que se establece con el cliente debe ser de mucha calidad y basada en técnicas de escucha, de comunicación, de presencia, y también en una depurada habilidad para el masaje, porque como es evidente, la sensibilidad requerida en este tipo de trabajos se aleja mucho del típico masaje descontracturante o de las técnicas terapéuticas ordinarias de masoterapia para tratar el dolor o lesiones del deporte.
En la fase posterior, que llamamos de integración, se deja a la persona disfrutar de un reposo de cinco minutos aproximadamente en soledad, cubierto y en profunda relajación. La música suave de fondo escogida para esta fase puede marcar los tiempos y favorecer esta transición en personas inseguras que no saben cuándo tienen que levantarse o qué tienen que hacer.
Para concluir, se termina con una fase de reorientación, en la que el cliente se incorpora para iniciar un diálogo a cerca de la experiencia y de sus sentimientos. Esta fase es de suma importancia y da pie a desbloqueos muy interesantes en determinados contextos de terapia.
¿Por qué es tan beneficioso a nivel emocional?
El grado de complicidad y de intimidad que se consigue en todo el proceso de un masaje gestáltico es muy grande, sobre todo si ya se ha disfrutado en ocasiones anteriores. Es en este caso cuando las partes aprenden sobre los dos, y es entonces cuando el masaje ofrece lo mejor y todas sus posibilidades.
Como cabe esperar, en este tipo de masaje es habitual sentir y expresar todo tipo de emociones, máxime cuando se está en un entorno seguro y en manos de un especialista en masaje y en psicoterapia. Estas emociones son bienvenidas y respetadas, aunque fluyan lágrimas, y sin recurrir a los tópicos para buscar la calma de forma obsesiva. Las emociones se transforman a medida que se liberan en el contexto terapéutico, siempre que se manejen de forma correcta y con una idea clara de qué se está haciendo.
Este tipo de masaje se usa como complemento de planes terapéuticos contra el estrés y problemas de sueño. Sus beneficios como masaje físico son los propios de un masaje relajante, y sus contraindicaciones las mismas.
A nivel emocional sus beneficios se fundamentan en algunos puntos que lo hacen especial:
- Con el masaje gestáltico el cuerpo es estimulado de una forma que no estamos acostumbrados y obliga a quien lo recibe a vivenciar las sensaciones que se van produciendo en zonas que no están habituadas a ser estimuladas de esta forma, lo que permite trabajar el esquema corporal de un modo explícito y terapéutico.
- El tacto muchas veces trae recuerdos y conecta con emociones y sentimientos aprendidos desde la infancia que se experimentan y se reexperimentan en la sesión de modo que se pueden recontextualizar, reevaluar y reconsiderar en un trabajo que conecta mucho con técnicas propias de la psicología cognitiva, como el reencuadre o la reestructuración cognitiva.
- Las emociones negativas como la ira, el miedo o la tristeza generan tensión física incompatible con este tipo de masaje, por lo que favorece el cambio emocional.
- El hecho de que se haya negociado la posibilidad de liberar las emociones hace que en determinadas personas que valoran los efectos positivos de la catarsis se den salidas emocionales fuertes y liberadoras.
- El efecto sugestivo de focalizarse mentalmente en el tacto recibido genera sensaciones nuevas que se interpretan como reparadoras.
- El hecho de ser aceptado siempre es positivo, y ser tratado con respeto en un contexto terapéutico tiene un efecto psicológico de bienestar con reminiscencias del seno materno.
En definitiva, el masaje gestáltico constituye un lujo de masaje en todos los sentidos, porque requiere casi dos horas para aplicarlo en todas sus fases, además son escasos los profesionales que lo aplican de verdad y bien. Todas estas circunstancias lo hacen poco asequible para todos los bolsillos, pero es una experiencia que vale la pena disfrutar.
yo como esperto en este tipo de masaje es verdaderamente una experiencia sin igual ,es una de las terapias fascinantes ,que nos integra en nuestra totalidad ,dentro fuera ,arriba y abajo ,es un hecho a sentir en todo nuestro ser espansivo
Estoy de acuerdo contigo. Es ese tipo de masaje especial que envuelve en una experiencia de las que dejan recuerdo. Dentro fuera, arriba y abajo, no lo habría podido expresar mejor. Gracias Jose.