La técnica de relajación fisiológica de Mitchell es un método muy útil aunque poco conocido. En este artículo la explicamos paso a paso, al tiempo que exponemos su fundamento y los principios en que se basa.
Esta técnica, que surgió con el fin de aplicarse sobretodo en obstetricia tiene una fundamentación algo compleja que, en resumen, se basa en dos principios muy importantes:
1 Debemos trabajar con las áreas propioceptivas que ofrecen información a las áreas del cerebro consciente. Según esta autora estas áreas son la piel y las articulaciones. Por lo tanto, la técnica no se centra en lo tensos que están los músculos, sino en lo mucho que trabaja una articulación.
2 Siempre que un grupo muscular realiza su función existe un grupo muscular opuesto que se inhibe. Es la relación entre músculos agonistas y antagonistas que rigen todo el fundamento de la fisiología muscular animal.
Siguiendo básicamente estos dos principios, la técnica de relajación fisiológica de Mitchell se basa en estudiar las sensaciones epidérmicas del estrés, así como las posiciones resultantes de la tensión, para recolocar esas posiciones justo en su opuesto fisiológico.
Es decir, que se estudia la postura natural que adopta la persona estresada. Esa postura suele conllevar la tensión de determinados músculos. Después se le lleva a adoptar la postura anatómicamente contraria de forma que se tensan los músculos opuestos a los que normalmente se suelen tensar en estado de estrés.
Al tensar los músculos antagonistas de los que normalmente están en tensión, éstos últimos se relajan. En definitiva, se trata de que la persona aprenda el modo en que puede lograr este estado de una forma automática y forzando suavemente las articulaciones. El método de relajación fisiológica no busca en ningún momento generar grandes tensiones.
Hay un punto que Mitchell denomina el “cambio clave” que es la postura viciada que cada persona adopta cuando está tensa. Es muy importante que se localice este movimiento o postura para poder ejercitar su musculatura antagonista.
En la secuencia que viene a continuación se relaja todo el cuerpo, pero es ese cambio clave el que buscamos de un modo preferente, y llegado a él nos detendremos con mucha dedicación.
Las personas solemos concentrar la tensión en el músculo trapecio, en el frontal o en el masetero. Todos estos músculos son candidatos a trabajar el cambio clave. Para ello posicionaremos las articulaciones de forma que adopten la postura antagónica a la tensión, mientras nos concentramos en las sensaciones que vienen de nuestras articulaciones y nuestra piel.
Si una situación provoca una tensión específica, será una buena idea identificar qué punto y qué tensión es la clave para poder trabajar el problema in situ. Es decir, que si una persona se altera al trabajar con un ordenador, por ejemplo, ya sabe cuál es su grupo muscular antagonista que debe trabajar.
Postura del paciente: la persona puede hacer el ejercicio tendido boca arriba, sentada en un sillón con las palmas relajadas y boca abajo, o sentada apoyando la cabeza en una mesa sobre un cojín.
Puedes descargarte el guion con la secuencia completa de la técnica de relajación fisiológica de Mitchell paso a paso.
Instrucciones del método de relajación fisiológica de Mitchell paso a paso.
Hombros: la persona debe forzar los hombros hacia sus pies para después soltarlos y notar la sensación de relajación. Este punto es muy importante, porque es esta actitud de observación la que le llevará a darse cuenta del funcionamiento del ejercicio.
Codos: deben forzarse en una postura que los aleje al máximo del cuerpo notando la sensación de tensión que se produce durante unos segundos. Después se vuelve a la postura natural para sentir la sensación de relajación.
Manos: la mano tiene una representación desproporcionadamente grande en el cerebro, por lo que le dedicaremos mucho tiempo. El ejercicio consistirá en extender varias veces los dedos de la mano en un acto que levanta la mano sin despegar su talón de su punto de apoyo. Después nos centraremos en las sensaciones de relajación.
Caderas: ahora abrimos las caderas, lo que se consigue si giramos los pies todo lo que podamos de forma que los dedos pequeños de los pies se acerquen todo lo posible al suelo. Después soltamos. Si estamos sentados separaremos todo lo que podamos las rodillas.
Rodillas: en este caso sólo haremos lo posible para que se encuentren en la mejor postura de comodidad posible. Una vez conseguido atenderemos a las sensaciones de comodidad que producen.
Pies: ahora debemos alejar los dedos de los pies todo lo que podamos del cuerpo, pero teniendo cuidado de no sufrir rampas en la zona de los gemelos o en la planta de los pies. Después soltamos y notamos la relajación.
Respiración: en este punto no haremos ningún esfuerzo. La única acción consiste en observar las costillas y la forma en que se mueven con la respiración, así como el modo en que el abdomen sube y baja rítmicamente. Este punto del método de relajación fisiológica de Mitchell se trabaja mucho en obstetricia, que es precisamente un campo en el que más se ha aplicado esta técnica.
Torso: ahora damos instrucciones para forzar el cuerpo sobre su apoyo. Si está acostado notaremos la espalda sobre el suelo, y si es sentado notaremos el modo en que los glúteos soportan nuestro peso.
Cabeza: al igual que el torso, se debe forzar la cabeza sobre su punto de apoyo para después dejarla suelta y notar la sensación de distensión.
Mandíbula: debemos dejar caer la mandíbula y mantenerla un momento antes de volver a cerrarla en su posición normal. Es la posición contraria a la que adoptamos cuando apretamos los dientes.
Lengua: debemos separarla todo lo posible del paladar hasta que se deposite en el suelo de la boca y mantenerla allí de forma que notemos la garganta suelta.
Ojos: se deben cerrar si aún no están cerrados y procurar no moverlos. Debemos recrearnos contemplando conscientemente la oscuridad.
Frente y cuero cabelludo: aunque es difícil, debe intentar notar la sensación de relajación en la frente soltando toda la musculatura del músculo frontal y extender esta sensación a lo largo de toda el área del cuero cabelludo.
Actitud mental: las instrucciones son muy simples en este sentido porque llegados a este punto debemos imaginar un tema agradable y prestarle atención sin interferir o hacer planes, sólo observando nuestro pensamiento agradable.
Terminada la secuencia se dan instrucciones para volver poco a poco, sin prisas, a una posición física y mental normal.
El método de relajación fisiológica de Mitchell es relativamente reciente, de los años 60 del siglo pasado, que no ha gozado de la popularidad de métodos como el entrenamiento autógeno o la relajación progresiva. De todos modos, aunque su fundamentación es impecable, cabría profundizar en sus mecanismos de acción, porque es evidente que comparte elementos comunes con otros sistemas de relajación teóricamente opuestos y que en la práctica se desarrollan de una forma muy parecida.
Para saber más puedes leer La relajación sin esfuerzo de Laura Mitchell
Qué artículo tan útil. Practiqué el método y me relajé rápidamente. Padezco un trastorno de ansiedad y por años he aprendido distintas formas de relajación. Quiero decir que de entre las que funcionan, ésta me ha parecido la más fácil de aplicar. Muchas gracias por compartir la información, agradecería que me suscribieran a su blog.
Saludos,
Efraín.
Gracias. Me alegro de que te haya servido. Es una técnica muy sencilla y muy desconocida.